Recuerdos de infancia, de Visoñez, de niños con pantalones cortos, recuerdos de obleas…Recuerdo el momento en que se instalaba la rampa de madera, maltrecha, remendada, crujiente…Recuerdo ese momento como el que indicaba que ya empezaba la semana santa. La Semana Santa de León no olía a azahar ni a “primavera” (en León solo hay dos estaciones, la de tren y el invierno) olía a madera carcomida. Olía a la rampa que era la antesala de la calle Teatro, olía a entrar un poco de lado y enderezar el paso en la propia rampa. El crujido de la madera sonaba y se confundía con el de los tronos y parecía que se iba a romper.
Supongo que es un símbolo de progreso, supongo que lo es de accesibilidad pero para los papones (al menos para mí) la rampa de madera significaba el comienzo de la Semana Santa. Quizá sea demasiado exagerado pero la nostalgia es lo que tiene…
Año 2011, año de cambios…Esperamos que sean buenos…
Fotografía: María Edén Fernández Suárez
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