1/4/10

El Silencio de dentro a fuera

Es cierto que la semana Santa leonesa siempre se caracterizó por la seriedad, por lo recio, por lo puro... Es cierto que desde hace unos cuantos años, cada vez se ha "sevillanizado" más. Es cierto que ya no hay el silecio que había en las procesiones.
Desde estas líneas lo único que quiero decir es, que al público se le puede pedir que presencie las procesiones con devoción y seriedad, o por lo menos con respeto, pero lo cierto es que quizá tenemos que ser los hermanos de las cofradías que vamos procesionando los que debemos inculcar esa seriedad.
Si la gente que presencia los desfiles ve que la gente que va dentro de la procesión va en silencio, guardando la compostura, quizá se comporte acorde a lo que ve dentro del desfile. Si por contra ve que los braceros van saludando a unos y otros, sacando fotos cuando no tomando una limonada en un bar o preguntando como va el partido de futbol, pues hace que la actitud del público sea de relajo y de falta de seriedad al paso del cortejo.
Las cofradías y hermandades tienen unos estatutos muy claros y en su inmensa mayoría contemplan el silencio y anonimato en el acto penitencial. También existen jueces de penas que tienen que tener como fin el sancionar la falta de observancia de las obligaciones que adquirimos por ser hermanos y vestir las túnicas orladas con los emblemas de nuestras cofradías.
Como digo, el silencio, el respeto, tiene que salir de dentro y proyectarse hacia afuera, y como digo, cada vez veo mayor relajación en las formas de los hermanos y cofrades.
León no es Sevilla, y si queremos mantener lo nuestro tenemos que darnos cuenta de eso.


Fotografía: Mª Edén Fernández Suárez

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