
Miguel Lorente desarrolló un cuidadoso análisis de los estudios efectuados sobre la Sábana Santa, con la que, según la tradición, envolvieron a Cristo para ponerlo en el sepulcro. "En la Sábana Santa hay indicios de un cuerpo limpio. El cuerpo tuvo que ser lavado. Las manos están bien delimitadas, pero no se ve el pulgar. Son, por tanto, manos en flexión. Esto no lo presenta un cadáver. Ese indicio de las manos y las manchas de sangre con signos de coagulación hablan de un proceso vital. Al evitarse la pérdida de sangre por coagulación, se muestra que no hubo pérdida hemorrágica de sangre posmortal", relata el médico forense.
Me voy a detener en este punto. Miguel Lorente afirma que no hubo hemorragia post mortem. Sin embargo, un estudio realizado sobre el Santo Sudario de Oviedo ha demostrado la existencia de manchas de sangre humana del grupo AB y suero producidas post mortem. Recordemos que estudios anteriores al que estoy citando aseguran que el Santo Sudario de Oviedo presenta numerosas correlaciones con la Sábana Santa de Turín o Síndone. Es decir, que ambos lienzos habrían cubierto a la misma persona. El Santo Sudario, la cara y la Sábana Santa el cuerpo entero.
¿Con qué versión nos quedamos?
Lo cierto es que hay un gran misterio que envuelve todo este asunto. Aspectos que se escapan a la razón y a la ciencia. Interrogantes que nunca encontrarán respuesta.
FOTOGRAFÍA: María Edén Fernández Suárez
No hay comentarios:
Publicar un comentario